Por: Ojeda Roger.
¿EDUCACIÓN Y TERRITORIO O TERRITORIALIDAD EDUCATIVA?
UNA ALTERNATIVA PARA ACERCARNOS A LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA Y LAS CIENCIAS SOCIALES.
En  ese sentido,  la enseñanza  de  la  geografía   y  las ciencias  sociales  debe ser  entendida desde diferentes perspectivas en donde el ideal sea  transformar todo aquello que tiene que ver con los estándares y competencias que propone el ministerio de educación ,en el área de ciencias  sociales  en  general,  en  donde  se  tendrían  en  cuenta  aquellos  elementos  que permiten darle un giro de 180 grados en cuanto a los contenidos  de geografía dentro de los planes  de  estudios  de  enseñanza  primaria,  secundaria  y  quizás  dentro    del  campo universitario  el  cual  se  ha  visto  tan  limitado  en los  últimos  años;    debido  a que  como maestros  no  entendemos que  las reformas  son  de forma  y  el  fondo es  construido por  el quehacer desde las  aulas,   por nuestra actividad  que  hasta cierto punto es  potencialmente  libre en la medida de nuestras habilidades.
 Los profesores de geografía y de ciencias sociales, debemos estar haciendo constantemente  una dura  y critica  reflexión  en   cuanto a  los contenidos  que se  están impartiendo  en las instituciones educativas  a nivel primario, secundario o de universidad, en donde se deben tomar  iniciativas  desde  los  lugares,  en  los  que    estamos  estudiando,  formando  y  todos aquellos en los que nuestros educandos se pueden ver inmersos, en cuanto  a la forma como se debe enseñar la  geografía, los instrumentos  y medios que se pueden emplear; haciendo alusión  al  objetivo  de  la  geografía  como  una  disciplina  que  se  encargue  de  propiciar  conciencia del espacio habitado.  
El  maestro  debe acercarse  al educando  y hacer  del  conocimiento  que  se tiene de  este la herramienta más practica para loabilizar la interacción educando-saber, de modo que no sea generadora  de  choque sino  de  empatía  entre  estos,  esa  habilidad  de  hacer  loable dicho contacto,  radica  en  una  didáctica  del  “conocimiento  escolar”,  entendiendo  el  ejercicio
 didáctico  del  docente  de  ciencias  sociales  como  la  condición  que  lo  diferencia  de  los encargados de otras aéreas del conocimiento, ese elemento característico, que le  otorga un toque  formativo en  su labor,  dado  que  el  maestro de  ciencias sociales  al  basarse    en el análisis del educando, en construir más que una percepción de este,  en explorar no solo los campos por así decirlo,  en  los que el individuo se desenvuelve,  sino  por comprender qué tanto le son significativos, qué tanto le parecen obsoletos; esta información constituye una proximidad a
didáctico  del  docente  de  ciencias  sociales  como  la  condición  que  lo  diferencia  de  los encargados de otras aéreas del conocimiento, ese elemento característico, que le  otorga un toque  formativo en  su labor,  dado  que  el  maestro de  ciencias sociales  al  basarse    en el análisis del educando, en construir más que una percepción de este,  en explorar no solo los campos por así decirlo,  en  los que el individuo se desenvuelve,  sino  por comprender qué tanto le son significativos, qué tanto le parecen obsoletos; esta información constituye una proximidad a 
¿Quién es?    ó  mejor ¿Quiénes son? ¿De qué manera  pueden motivarlos a esto, x  o  y tema?, ¿En  qué  temas se puede   hacer mayor énfasis?  y así   obtener  mejores resultados, surge entonces , la pregunta: ¿De qué modo desarrollaríamos las clases?;  no es fácil definir de inmediato estos aspectos,  ni mucho menos va a bastar con observar a los estudiantes  como ratones  de laboratorio;  se  debe  iniciar  con la  exploración,  los intentos fallidos, o porqué no con el dialogo, con talleres que nos posibiliten ver sus intereses, hasta quizás desarrollar proyectos   grupales de acuerdo  a los diversos intereses  que se generen dentro  del  aula;  niños  y/ó  jóvenes  a  quienes  les  interesan  los  sismos  y  la  tectónica  de placas, mientras que a otros  les interesan  los mares, los océanos a otros la conservación; la idea no es  enseñar únicamente   lo que  más le interese a ellos, sino que trabajen con esto como algo adicional  que proporcione interés y/o dinamismo al desarrollo de las actividades escolares tradicionales.  Lo  anterior,  se  plantea  dentro  de  un marco  de  necesidades  en el  campo educacional  de nuestro país y quizás va más allá del  plano latinoamericano donde, las clases de geografía se  vuelven  por  lo  general aburridas  y tediosas;  en cuanto  al objetivo  de la  educación en ciencias sociales, nuestra labor debe ser encaminada a  generar conciencia  en cada uno de los estudiantes acerca del espacio vivido y/ó percibido por medio de las salidas,  en donde  el estudiante  se incentive por captar y percibir los diversos fenómenos que ocurren en una sociedad compleja, la geografía aquí realiza un  gran aporte,  permitiendo  que construyan un nuevo  conocimiento a  partir de  su experiencia,  logrando que   tenga  un alto  grado  de metacognición,  describiendo, analizando, luego interpretando y reflexionando acerca de  la realidad   que   le  atañe  como parte  de  la  sociedad; cumpliendo  con esto,  los estudiantes deben  estar  en  la  capacidad  de  hacer  construcciones  y  deconstrucciones  entorno  a  las dinámicas, estructuras, y demás procesos que se dan dentro de  un  territorio,  posiblemente recurriendo   al  análisis histórico  que  se ha dado  en los procesos  de  producción social de territorio, como es el caso de  las independencias en América Latina, tema el cual no parece tener una mayor tener trascendencia geográfica a nivel educativo.  
 El  territorio  debe  ser  entendido  como  “un  espacio  geográfico    calificado  por  una pertenencia jurídica, es decir un espacio político donde se ejerce la autoridad de un estado o entidad  administrativa    de  menor  escala,  mientras  que  la  territorialidad  corresponde  al modo  de  apropiación  y  la  relación  que  el  hombre  y  la  sociedad  establecen  dentro  del espacio  terrestre”  (Goueset,  1998),  en  otras  palabras  la  territorialidad  definida  como  la relación de arraigo y/o apego a un espacio geográfico, es el vinculo visible e invisible pero real,  producto  de  la  interacción  social;    por  ende  lo  estudiantes  además  de  tener  un acercamiento próximo  a los  conocimientos, debe llegar  a apropiarse  de  todo  aquello  que logre construir a  partir de lo aprendido y  lo aprehendido, en cuanto  deben entender los procesos  y hacerse  participe de  ellos en  la  construcción de  territorialidad, de  modo  que estos  procesos  no  solo  deben  ir  encaminados  a  las  instituciones  educativas  sino  a  la sociedad  en  general,    en  donde  no  es  tan  necesario  hacer  alusión  al  territorio  como  un espacio  solo  ocupado,  sino  como  un  espacio  en    el  que,  se  establecen  una  serie  de relaciones de  identificación, es decir,  el espacio vivido   que es  “la base  del  modelo y  se entiende como el conjunto de lugares frecuentados por cada individuo, más el conjunto de interrelaciones sociales y los valores psicológicos que sobre esos lugares se proyectan y se perciben  es  decir,  es  el  edificio  construido  sobre  la  base  de  la  materialidad,  pero, enriquecido  con  los  intercambios  sociales,  la  emotividad, las  imágenes  y  los  conceptos individuales” (Goueset, 1998).
“Psicoterapia centrada en el cliente”, que luego se va a transformar en psicoterapia escolar, se trata únicamente  de crear  un medio, o mejor,  acondicionarlo  para obtener lo que se desea, eso puede ser criticado por muchos como conductismo, pero como individuo, niño, preadolescente y adolescente, cada sujeto tiene  diversas micro-realidades que hacen parte de la realidad veraz o total, producto del accionar en espacios  diferenciales  llámese: 
Esos espacios o micro-realidades, desde un  panorama más  que afectivo, socio-funcional, pueden  constituir  la base  para  hablar  de  territorialidades;    si  aceptamos que  existe  una variedad de territorialidades, que vendrían a ser propiamente micro territorialidades; surge la pregunta: 
¿cómo se articulan estas con la educación?;  
 la geografía y las ciencias sociales en general, desde el campo de la enseñanza, deben entender que,  educar  es un sinónimo de humanizar  como  dice  Savater  (1997),  completamente  relacionado  con  el  espacio humanizado como objeto de la geografía, que en algún momento menciono
la geografía y las ciencias sociales en general, desde el campo de la enseñanza, deben entender que,  educar  es un sinónimo de humanizar  como  dice  Savater  (1997),  completamente  relacionado  con  el  espacio humanizado como objeto de la geografía, que en algún momento menciono 
Pierre George (1971);  debemos    reconocer  que  cuando  educamos  nos  damos  la  oportunidad  de conocernos,  redescubrirnos,    y  que  para  una  verdadera  educación  debemos  interactuar aproximándonos  a  una  visión  integral del  sujeto,  que  recoja  sus  seres,  ya  sea  desde  la escuela,  la  casa,  la  sociedad;    en  el  caso  de  la  realidad  cognitiva  y  cognoscitiva  del estudiante o del educando, el  ejercicio  docente, es un contacto por el   cual, nos podemos aproximar a  la comprensión de aptitudes y habilidades, pero  solo en la media en que nos esforcemos por acercarnos a cada una  de  las  micro  territorialidades bases del individuo y trabajemos  hacia    la  comprensión  de  las  mismas;  es  desde  allí  donde  como  maestros podemos tratar  de hacer  lo posible  para enriquecer  a cada  una y  a todas  a su  vez,  a esa asociación de territorialidades,  que es el sujeto en su plenitud.
 
 




 
 
 
 
 
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